Fogata Digital: Entre la Indiferencia Social y la Irresponsabilidad Estatal

miércoles, 3 de junio de 2009

Entre la Indiferencia Social y la Irresponsabilidad Estatal

Por: Nellys del Orbe

A diario los vemos, en los supermercados, centros comerciales, farmacias…, y más frecuentemente en las esquinas donde hay semáforos. Son jóvenes y adultos que, con camisetas puestas que llevan el nombre de Hogares Crea, venden fundas plásticas para basura.

Son personas, generalmente del sexo masculino y diversas edades, que tratan de obtener uno, cinco, veinte, treinta pesos; lo que sea, a modo de colaboración, si no puedes o no quieres adquirir lo que ofertan (que dicho sea de paso, normalmente cuesta centavos).

Esos pequeños recursos que obtienen es para poder subsistir en la casa que les ha abierto las puertas para poder rehabilitarse o curarse de ese mal que afecta a todos los estratos sociales por igual, las drogas.

Pero esa acción, además de tener un objetivo económico, forma parte de algunas de las actividades que deben realizar como terapia, porque les enseña, en cierto modo, a asumir responsabilidades frente a ellos mismos y a la sociedad.

Las personas que pasamos frente a ellos, muchas veces los miramos y no les vemos; otras veces los vemos y no los miramos. Esto ocurre por razones diferentes: Por la falta de seguridad ciudadana existente en nuestro país; Por apatía; Por indiferencia; Porque no nos ha tocado de forma personal o cercano, y lo vemos como algo ajeno a nosotros.

O simplemente, por el individualismo característico del sistema social, económico y político del que formamos parte, y que se ha apoderado de cada uno de nosotros, de lo que no hemos podido escapar ni los que supuestamente “pensábamos” o “pensamos” de manera “diferente”. Pero ese es tema de otro costal.

No es que los ciudadanos comunes tengamos que cargar con la irresponsabilidad de las autoridades frente a ese flagelo que está acorralando nuestra población, niños, jóvenes y adultos que caen rendidos a sus pies. No.

Y no, porque muchas veces somos las mismas personas las que pasamos cuatro y cinco veces por el mismo lugar donde están los miembros de la comunidad Hogares Crea, y resulta casi imposible poder colaborar cada vez, por lo menos de forma económica.

Pero sí podemos hacerlo moralmente; hablando con ellos; interesándonos en sus penurias; conociendo las causas y las consecuencias del problema; dándoles una palabra de ánimo; brindándoles una sonrisa; exigiendo a las autoridades asumir el rol que les corresponde frente a ese mal.

¿Hasta qué punto esa actividad que realizan ellos en las calles no se constituye en un caldo de cultivo para recaer en el vicio? Porque en esos mismos sitios aparecen muchos de los elementos que los llevaron a ese mundo.

¿Qué están haciendo las autoridades para prevenir, y para ayudar a los que están inmersos en la drogadicción, pero que quieren rehabilitarse? Al parecer nada. Nada de nada.

Leopoldo Díaz, Presidente de Hogar Crea Dominicano, dice que ha hecho todo tipo de propuestas a la Secretaría de Estado de Educación y otras entidades del Estado, para la prevención, pero que no ha recibido respuesta alguna.

Esa institución, Hogares Crea, tiene 43 centros abiertos en todo el país, con capacidad para albergar a mil doscientos personas; pero en la actualidad acogen algo más de mil seiscientos.

O sea, hay un déficit de un poco más de 400 personas que están durmiendo en colchones en el suelo, en dichos centros.

De esos 43 centros, sólo tres están dedicados a la rehabilitación del sexo femenino, a las mujeres.

Pero además, existe una demanda de 16 personas diario, que quieren rehabilitarse y a las que ellos no pueden dar hospedaje por falta de lugar donde ubicarlos y recursos económicos, incluso para la manutención de los que ya están.

Y es que Hogares Crea sólo cuenta con los recursos propios, que es mayormente la voluntad de ayudar, y pequeñas colaboraciones de familiares de los que se rehabilitan, y de personas individuales e instituciones caritativas.

Desde su fundación, el 15 de febrero de 1975, esta institución ha incursionado en los problemas vinculados al consumo de drogas, y en la Prevención, Asistencia e Investigación del problema, incorporando a la sociedad más de 24,000 personas, rehabilitados, con el esfuerzo propio, sin recursos. Y sigue trabajando con los que llegan y sus familiares.

Volvemos a cuestionar, ¿dónde está la responsabilidad del Estado frente a los innumerables problemas que agobian la población, y que sirven de aliciente para que cada día más dominicanos caigan en la drogadicción, en el alcoholismo y en otros vicios?

El Estado debe asumir su compromiso de rector de la sociedad, dando la mano a esta institución, para que pueda continuar con esta labor altruista que desde hace 33 años llevan a cabo un grupo de personas encabezadas por Leopoldo Díaz, a sabiendas de que, como dice Hogares Crea en uno de sus documentos: “Las drogas entorpecen el buen funcionamiento de la sociedad y por ello, la misma sociedad debe sentirse responsable de aportar las contribuciones necesarias, en medios materiales y servicios humanos, para lograr la recuperación de sus hijos.”

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